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La Marquesa de Yolombó por Kathy Haller

Kathy
La marquesa de Yolombó
Disfruté como hacía mucho, leyendo
este libro. La evocación…..

La marquesa de Yolombó
Disfruté como hacía mucho, leyendo este libro. La evocación de todo lo que aprendimos y vivimos cuando niños me pareció maravilloso.

Ya comenzando las páginas, se menciona a “María del Pardo y sus tesoros recogidos en estas encañadas antioqueñas” y recordé cómo apenas hace algunos años, mientras trabajaba en la Hidroeléctrica Ituango, escuché de este mito y no sé si mis compañeros saben algo sobre esta señora… Si no, aquí van algunas notas.
Está ligado el nombre a muchísimas poblaciones, cada una de las cuales tiene una variación de la leyenda… Veamos por ejemplo:
Algunas versiones indican que en 1614 la legendaria María del Pardo fundó la población de Sabanalarga, sin que exista ningún documento que lo compruebe. Y el nombre de la población obedecería a que doña María, que en ese 1614, en 3 días construyó la Iglesia, se sentó con sus obreros y extendió para ello unas sábanas largas…
María Centeno, o María Zafra, o María del Pardo, era una de las 3 hijas del capitán Fernando de Zafra y Centeno, capitán español quien se casó en Antioquia con Juana Taborda. Fue propietaria de grandes minas de oro en Buriticá y Remedios y a ella los antioqueños le tenían especial admiración por ser la primera mujer que con su cuadrilla de esclavos se dedicó a explotar el oro en las minas de Buriticá.
María Centeno se casó 3 veces. La primera vez con Don García Jaramillo de Andrade, un acaudalado minero y hacendado que explotaba las minas de San Román en Buriticá en compañía del gobernador de la provincia de Antioquia, don Gaspar de Rodas. Al morir su viuda heredó las minas y durante más de 25 años, con 508 negros, siguió extrayendo oro en enormes cantidades para enviarlo a España. El segundo matrimonio fue con Alonso de Rodas Carvajal, un capitán hijo de don Gasar de Rodas. Por último se casó con el capitán Fernando de Ocio y Salazar, quien murió cuatro meses antes que ella, el 7 de abril de 1645.
María Centeno heredó de su padre y de sus esposos una rica fortuna representada en minas de oro y en grandes latifundios en el occidente antioqueño. Para llevar el agua a las minas construyó un acueducto de 15 kilómetros.
En Puerto Valdivia:
Los mineros convirtieron a esta mujer en un mito y pensaban que tenía pactos con el diablo. Algunos decían haberla visto atravesar el río Cauca cabalgando por los aires con el demonio en forma de mula negra y otros que en Puerto Valdivia existía la roca de María Centeno, con la huella de las herraduras del satánico corcel.
También en Abriaquí
Cuenta la leyenda que en los primeros años del siglo 17, María centeno le ordenó a un esclavo que ocultara sus tesoros en lugares difíciles de encontrar, pero cuando pasaron cerca de uno de los afluentes del río Herradura, las mulas cargadas de oro se enfermaron y se vieron obligados a quedarse en ese sitio. Al no encontrar seguridad para su tesoro, María Centeno, le dijo a su esclavo “Abrí un hoyo aquí” y desde entonces el pueblo antioqueño de Abriaquí quedó ligado a las tradiciones legendarias de esta aguerrida minera.
Se dice que María Centeno fue la más famosa buscadora de oro, una mujer con muchos ímpetus, luchadora y perseverante, que se enfrentó con tenacidad a la naturaleza y con fortaleza a los hombres.
Pardo en Maceo:
No se ha podido establecer en qué momento los maceítas adoptaron esta leyenda y vincularon el cerro Patiburrú a ella. Lo cierto es que la leyenda aún pervive entre los maceítas después de ser transmitida oralmente de generación en generación:
Dice esta versión que María del Pardo era una señora que venía de Yolombó, por el camino rial, y cuando iba atravesando el cerro uno de los burros que llevaba una carga de oro se cayó y como iban amarrados unos con otros se los llevó a todos, y fueron a dar a una quebrada que queda por allí. Es por eso que desde ese día bautizaron ese cerro con el nombre de Patiburrú.
Pero también está vinculado su nombre a Cocorná

María del Pardo tenía mala fama, pues como le dio por arrancarle las campanas a la iglesia de Cocorná que eran de oro puro, y para los que no saben de oros ni tañidos, esas campanas retumbaban desde el parque principal hasta las “ochentaipico” de veredas que tenía Cocorná.
La Doña se montó con las campanas a su caballo y escapó, llevándose la felicidad de los fieles y desapareció. Inmediatamente comenzó la persecución con todos los policías del pueblo, los fieles, la iglesia y “una jauría de chismosos”, que sintieron relinchar un animal grande. Con antorchas y todo se le fueron encima, persiguiéndola por el camino que hoy es la salida del cementerio.
La persiguieron exactamente 7 kilómetros con 175 metros, hasta que la presunta bruja acorralada se lanzó de un puente con caballo, campanas y todo. El peso de las campanas hundió el caballo que nunca salió.
Por el contrario, María Parda, nadó con destreza y logró huir saltando entre las piedras e internándose en el bosque.
Al día siguiente, con la primera luz del sol, se vieron claramente las pisadas de María Parda fundidas como un molde en las piedras del Río Cocorná.
Y si a estas alturas de la historia todavía no estaban seguros de la brujería de María Parda, “como les parece que se escucharon las campanas doblando claramente dentro del río; varias personas saltaron al agua creyendo poder salvar las campanas y por poco perdieron la vida”.
Dicen los que vivieron y contaron, que mucho tiempo la vieron por ahí rondando el río y las campanas, alimentándose únicamente de mazamorra que pilaba en el hueco de una roca- Las campanas todavía se escuchan bajo el agua, si uno pone las orejas en el fondo del charco. El problema radica en que el charco tiene más de 5 metros de profundidad.
Vamos a Toledo:
En Toledo hay una piedra que se llama la silla de María del Pardo y que es donde supuestamente ella se sentaba a reposar y amarraba su caballo en uno de los árboles adyacentes.

piedra


Hasta Salamina, Caldas

En  el año de 1975 en la población de Salamina, en el departamento de Caldas, la antropóloga Amparo Isaza Serna, directora de la Casa de la Cultura, quiso reivindicar lo autóctono y darle otra dimensión a la  Fiesta de las Brujas copiada a los norteamericanos. Amparito  buscó motivos en el variado folclor salamineño y rescató el recuerdo de una extraña ermitaña, buscadora de oro  a quien la imaginación popular vistió de bruja y la puso a volar  en las soledades de San Félix.


Dicen los habitantes más viejos de los alrededores de la finca La Grecia, en la tierra fría que tira hacia Marulanda, que María La Parda vivió con su marido Juan Bermúdez en una caverna llena de búhos y de vampiros. Cuentan que la pareja hizo un pacto con el averno y que Satanás en premio, les regaló dones mágicos y un gran muñeco de oro que el matrimonio nunca vendió y dejaron sepultado en algún lugar de La Grecia.

María La Parda mantenía aterrorizados a los vecinos al igual que los paracos y los bandidos que mantuvieron asolado en tiempos recientes el territorio que habitó la bruja. Aseguran que María La Parde pelaba las reses para comerse las mejores presas dejando el resto a los gallinazos y que en las madrugadas   entraba a las rústicas cocinas donde entre carcajadas y resoplidos prendía los fogones para prepararse el desayuno.

Para evitar las arremetidas de María La Parda la gente colocaba ramas de salvia y capachitos de sal bajo las almohadas y regaban maíz en el patio para que la bruja se entretuviera recogiéndolo hasta la llegada del sol, cuando deslumbrada por el sol volaba a resguardarse en la cueva


Desde  ese año de 1975 los niños de Salamina salen el 31 de octubre en alegre caravana desde el Cuartel de Bomberos con dirección al parque central a celebrar su fiesta. Los peladitos recorren las calles disfrazados de diablos, de duendes, de vampiros, de gorriones  cantando: "María La Parda, María La Parda, bruja de aquí, no tuvo dulces.. no tuvo dulces nosotros sí".

Para no hacerme muy extensa, terminemos contando que en Yalí, Maceo y Remedos también se cuenta con la historia de María del Pardo, como la española ambiciosa que le vendió su alma al diablo para llenarse de tesoros y someter a todos los hombres a su voluntad.

…………

Volviendo al libro, creo que la historia presenta unas posiciones bien revolucionarias o progresistas para la época. Creo que hay críticas a la gestión gubernamental en general, a la iglesia, a la imposibilidad de las mujeres de aprender a leer y escribir y mucho menos a dirigir empresas y, aspecto desusado en la época, a respetar a los negros como seres humanos. Curioso sí, que una mujer tan de avanzada como se presenta a La Marquesa, sea tan ciegamente realista y enemiga de los patriotas.

El pasaje del presunto noble español con quien se casa y que le roba todo, será una alegría a lo que los españoles nos robaron?

Un final un poco forzado a mi modo de ver, no empaña la grandeza de esta obra, que ha sido elogiada por conocedores, más de fuera que nosotros mismos.

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Tomás Carrasquilla nació en 1958. Estudió derecho pero no terminó la carrera. De 1895 al 1900 estuvo en Bogotá donde conoció a la intelectualidad de la época. Fue sastre, concejal, juez municipal y empleado en el ministerio de obras públicas. Se declaraba liberal, pero creo que era lo que ahora llamamos un “liberal de Rionegro”: estaba en contra la reforma constitucional, en contra del divorcio, escuela laica y matrimonio civil… “Mi nombre es una inflexión verbal que he practicado toda mi vida porque he tomado mucho aguardiente. Y también he sido muy vagamundo. He conocido todos los vicios , con excepción del de drogas heroicas, aunque en una ocasión sí me dejé poner una inyección de morfina”

En una entrevista que está recopilada por Juan José Hoyos en el libro “La pasión de contar. El periodismo narrativo en Colombia 1638-2000”, hecha por Orlando Perdomo, leemos que Carrasquilla era cascarrabias y estaba casi ciego y muy “tullido” en sus últimos días, que los pasó en una casa en la calle Bolivia de Medellín. Fue muy fumador (prendía un cigarrillo con el otro) y se describe a sí mismo como muy mujeriego. Muy prevenido con los periodistas, “Con ustedes no se puede. Todos los reporteros son chismosos, enredadores y mentirosos…Y como además son malos, les gusta estar haciendo pelear a la gente y gozan con ello… Me han atribuido palabras y juicios que no he pronunciado contra José Eustasio Rivera, Rafael Maya, León de Greif, don Marco Fidel Suárez, Alfonso Castro y otras grandes figuras de la literatura…”

Tomás Carrasquilla recibió el premio nacional de literatura y ciencias José María Vergara en el año 1935.

Vean su talante: De ese premio, cuyo monto eran 500 pesos, dijo que eso no valía la pena: que a lo sumo alcanzaría para una rasca…Y cuando le entregaron la Cruz de Boyacá, preguntó que si era de oro y “cantaría” o sea, se podría empeñar…

Consideraba la radio como uno de los inventos modernos más detestables, por el ruido que producía…

Se consideraba un padre desnaturalizado porque no le parecía perfecta ninguna de sus novelas. Por la temática la que más le gustaba era “Salve Regina”. Escribió: “Me gusta el estilo sencillo en literatura. No soy partidario de aquellas novelas de psicología, en donde el autor se dedica a hacer el análisis de los personajes. Prefiero ponerlos a dialogar en prosa guasamayeta, en términos familiares, porque las cosas hay que decirlas con sencillez y claridad…”

“Me parece notar una decadencia de la novela como género literario en Colombia. Son ya muy pocos los que se dedican a escribir una novela y me parece que de esto tiene la culpa la civilización, que es materialista. A medida que se va civilizando un país, o una ciudad, la gente se preocupa menos de la literatura. Los jóvenes de ahora no tienen tiempo, como lo teníamos los de otra época, para estudiar, beber trago, vagamundear, hacer el amor, leer y escribir, porque tienen que atender a otras preocupaciones. Y los viejos ya no tenemos ánimo para escribir”.

Se consideraba mejor poeta que novelista y citaba de memoria los poemas que escribió en su obra “Grandeza!. De la poesía de León de Greif dijo “Me parecen admirables (los versos) los que entiendo”

Tuvimos una amena discusión sobre si estos temas y la forma de escribirlos perdurarán en el tiempo. Espero que sí.